Qué os voy a contar de la lluvia que no sepáis, llevamos unos días… Realmente ya no sé si son días o semanas en los que el chubasquero se ha convertido en nuestro amigo más querido y amado. Llueve de arriba abajo y de abajo arriba; de izquierda a derecha y de derecha a izquierda; en resumen, llevamos días como pececitos paseando por las calles donostiarras. No nos despegamos del paraguas, y es el amante más fiel que hemos tenido en mucho tiempo.
La mezcla de playas y montes verdes que disfrutamos por aquí tiene su precio, y la climatología adversa viene en el paquete, no sé de qué me quejo ahora. Pese a todo, no puedo negar que esta semana ha sido durilla. Pero como se suele decir, Dios cierra una puerta para abrir una ventana. Creo que en nuestro caso, lo que se dejó abierto es el grifo…
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